domingo, 22 de agosto de 2010

Te fuiste, como cada domingo de tu vida. Te pusiste el traje de dos piezas, tus mejores zapatos y en un soplo te fuiste, sin decir una sola palabra. Abriste en esta casa la caja de Pandora, y ahora te fuiste corriendo, dejando todos los males en este lugar que tan santificado tenías. Decía dignamente: "esta es mi alma, mi alma gemela" y ahora no puedo a penas suspirarme las palabras de los labios, por ti, por tu culpa, por tus sueños, por el deseo ardiente por otro ser... Eras la mujer más hermosa del mundo, tenías todo, todo lo que se podía buscar en una persona.
.-.