sábado, 5 de junio de 2010

Payasos del norte


España. Sillones viejos entre muebles de madera. El tic-tac constante del reloj. Un mafioso con gafas de sol adormilado en un sillón, entre humo rojo de luz. Conversaciones sobre payasos. Tic-tac.
Un hippie tibetano bebiendo de una pecera. Humo de la risa por todas partes. Payasos, payasos diabólicos con risas de Licor del Polo. Tic-tac, tic-tac. Suecia. Frío de verano. El sillón de al lado de la ventana poco alumbrada. Tic-tac, tic-tac, tic-tac. Sonrisa traviesa de una persona sentada en él. Cuchillo sangriento. Tic-tic-tic-tic... La hora ha llegado. Tic-tac.

Tic-tac, tic-tac. Luz. Habitación vacía. ¿Nadie? Tic-tac. Chica atada con una camisa exótica. Tic-tac. El espejo. Ella. Yo.

No sé quién soy

Ya no sé quien soy ni que es nada
tampoco sé cuales son las palabras
que debería utilizar en cada momento,
ni mucho menos de historias y cuentos
que todos inventamos
¿Para qué? pues supongo
que para consolarnos.
Sólo sé de mi sentir,
y antes no sabía
pero aprendo cada día
eso que llaman mentir.
Demasiada mierda en mi cabeza,
esto empieza a oler a vertedero
por favor, dame otra cerveza
que cuanto más bebo, más recuerdo.
Y sigo sin saber nada
sólo quiero ser feliz.
No más lagrimadas saladas,
no más vivir sin tí,
no más morir por tí,
no más palabras falsas.